¿Si las redes sociales son nuestro nexo con el resto del mundo, nuestro territorio se define con el número de amigos y seguidores que tenemos? En esta nación de personalidades digitalizadas desarrollamos la adicción a la productividad y la obsesión por el éxito, quedándonos atrapados en ciclos repetitivos difíciles de romper, trabajando para dejar nuestra marca. Cavamos sin cesar en búsqueda de atributos comerciables, esperando por fin encontrar un mineral precioso que nos haga ser incuestionablemente reconocidos, valorados, únicos. 

¿Hasta dónde nos lleva este camino de la felicidad plena a golpe de like? ¿Dónde está nuestro límite? ¿Es posible defender un territorio interior fiel a nuestro verdadero ser?

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RAW se ha desarrollado para espacios no convencionales y se adapta como una obra site specific, transformando tras habitar lugares diferentes. Recorre cada espacio, marcando un territorio personal, explotando la fuerza y la tensión del flamenco como camino a la catarsis, reteniendo, soltando, transformando. Se conecta con el compás flamenco de Seguiriyas, desvelando paisajes sonoros rítmicos, amplios y profundos de José Tomé, dando forma a espacios interiores y exteriores donde habitan partes de un ser. 

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RAW se creó gracias a residencias artísticas en el Centro Cívico Cerro del Aguila, Sevilla.